DOMINGO

Desgaste presidencial

   Al inicio del 2019, empezarán las verdaderas pruebas para el Presidente Andrés Manuel López Obrador y para el equipo que ha conformado para que le acompañen en las tareas de conducir el gobierno y, claro, de intentar la resolución de los problemas de la República.

   A pesar del optimismo de tantos, el Presidente López Obrador goza de un enorme bono democrático y una enorme credibilidad entre quienes por él votaron y entre muchos, muchísimos que confían en que el actual gobierno cambie sus vidas para mejorar.

   Sin embargo, enfrenta, entre otros muchos dilemas y retos, el que representa esa decisión de reproducir ya como Presidente las conferencias mañaneras de cuando era sólo jefe de gobierno del DF – hoy Ciudad de México-.

   Tal decisión ha dejado sin voz a los miembros del gabinete, salvo cuando les ofrece compartir el micrófono en alguna conferencia en Palacio Nacional. Así, él y sólo él es, para el ciudadano de a pie, quien representa, habla y toma decisiones en el gobierno de la República.

   Eso también le hace responsable de lo que ocurra hasta en el último rincón de la República, lo cual no es solamente injusta, sino también un grave riesgo que, con el paso del tiempo significará un desgaste de la figura presidencial.

   Como sea, ya hay cierta seguridad en los eventos presidenciales, aunque todavía se perciben fallas, es innegable que el personal de seguridad ya son más de los oficiales 20 que nos dijeron. No importa, lo importante es que en los hechos se refuerce la seguridad en torno a su persona, pues aunque algunos feligreses en los medios se regocijan que se comporte como cualquiera de nosotros, al parecer poco a poco se le empieza a convencer que no es así.

   Ojalá, por el bien de la República.

   A todos los amables lectores de este espacio les deseamos que las bendiciones del Señor desciendan sobre ustedes y sus familias. Y, por favor, no se quejen, total, ¿a quien le ha hecho daño la bendición de un viejo?