Un saludo navideño
Todos, creyentes o no, conocemos la canción de Noche de Paz.
La nochebuena de 1818, cantaron por primera vez Noche de Paz el director del coro Franz-Javer Gruber y el sacerdote Joseph Morh quien le acompañó con su guitarra en la parroquia de San Nicolás, en Oberndost, Austria.
Por la descompostura del órgano parroquial, el vicario Morh, pidió a Gruber le pusiera música a la letra de la canción que había escrito.
Quizá fue casualidad la descompostura del órgano parroquial, yo, que a mi edad a veces soy ingenuo y nunca me he avergonzado de ser católico, prefiero pensar que la canción navideña más famosa fue por uno de esos pequeños milagros cotidianos, tan pequeños y cotidianos que pasan inadvertidos.
Son tiempos difíciles, sí, pero difíciles, ¿acaso no lo son todos? Soy optimista. A todos, a mis hijos, a mis nueras, a mis nietos, a toda la gente que quiero, y a quienes se toman la molestia de leer nuestras cotidianas reflexiones, les deseo que aquel niño judío nacido en Belén hace 21 siglos ilumine sus vidas, esta Noche Buena y el próximo Año, con pequeños milagros, como aquel que produjo la inolvidable melodía de Noche de Paz.